
Sin importar el día caluroso, dentro del restaurante “Simple Things”, en la calle Bolshaya Nekitskaya, Lena Katina llega tiritando, le pide a uno de los empleados un chal y se cubre con él dentro del restaurante. “Hace frío aquí”, se queja ella y dice que recién ayer voló desde Los Angeles para ver a sus padres. Lena ha estado viviendo en América por 3 años ya. Le ofrecemos algo fuerte de inmediato para calentarla. Ella no se niega y ve por encima de sus tipos favoritos de Whisky, pero enseguida el camarero trae más que un elogio de la casa: Una tabla de quesos con uvas y miel. Como resultado, terminamos eligiendo un vino colectivamente.
Eugene Levkovich: Podemos pedir ambos, el vino y el whisky.
Lena Katina: Puedo soportarlo todo, soy una alcohólica. Sólo ten en cuenta que tengo una grabación mañana a las 10 de la mañana. (Hablando con el camarero) Algo que no sea demasiado amargo o acuoso, por favor. Ya sea algo de California o Italia. No necesitamos nada francés.
Eugene Levkovich: ¿Qué es lo que dicen de Moscú en L.A.?
Lena Katina: Honestamente, nada.

Lena Katina: Un poco, la política no es particularmente de mi interés. No tengo ningún canal ruso en mi TV. Y creo que cuanto menos se sepa, mejor se duerme.
Eugene Levkovich: Entonces, ¿Cómo te informas?
Lena Katina: Mi hermana menor, Katya, me cuenta. Ella es muy inteligente, incluso teniendo sólo 20 años. Fue aceptada en la Universidad Estatal de Moscú para estudiar derecho. Y su gusto musical está bien encaminado – Oasis, The Libertines, The Shadow Puppets.
Pavel Greenshpun: ¿Es bonita?
Lena Katina: Muy bonita. Mi mamá nos estaba mirando hace un rato y nos analizaba: “¡Que maravillosas hijas tengo! ¡Una bonita y otra inteligente!”. (Risas)
Pavel Greenshpun: ¿En L.A. todo es tranquilo y burgués para ti?
Lena Katina: Sí. Todos los días estoy en el estudio con músicos. Nosotros creamos, ensayamos, grabamos. A excepción de ellos, realmente no socializo con nadie, no voy a ningún lado. Todas las noches voy a mi linda casa. No hay un lugar para pasar el rato allá, todo cierra a las 2 de la mañana, no hay nadie en la calle. Los americanos se levantan a las 5 de la mañana y van directo al gimnasio.
Pavel Greenshpun: ¿Cuándo podremos escuchar lo que has estado escribiendo?
Lena Katina: No le eches más sal a la herida. Siempre estamos cambiando algo, haciéndolo mejor. Es un proceso sin fin. En este momento hay algo que falta.
Pavel Greenshpun: ¿Cuánto dura tu contrato?
Lena Katina: No tengo un contrato.
Pavel Greenshpun: ¿Estás gastando tu propio dinero?
Lena Katina: No, el de Boris. Él da tanto como se necesite y no me apresura. Él simplemente cree en mí.
Pavel Greenshpun: ¿Es una realidad repetir el éxito de t.A.T.u.?
Lena Katina: No lo sé. En este momento, el remix de mi primer single está 1º en Billboard.
Pavel Greenshpun: Pero, ¿No estás dando conciertos?
Lena Katina: ¿Cómo que no? Recientemente di un concierto en Las Vegas, en uno de los clubes gay más grandes del mundo.
Pavel Greenshpun: ¿Extrañas Rusia?
Lena Katina: Extraño a mis amigos y familia. Pero actualmente me siento bien y cómoda en América. Me ajusté a todo con facilidad, me acostumbré a todo rápido. El nivel de vida, por supuesto, es diez veces mejor. Cuando regreso a Moscú, la diferencia se nota con rapidez. La gente de L.A. es amable y tranquila. Ellos dicen que los americanos tienen a brindar sonrisas sinceras. Y así es. Pero, en todo caso, prefiero las sonrisas falsas a la agresión real. Si alguien te empuja o te saca del auto, resulta que siempre el responsable o es ruso o es armenio.
Pavel Greenshpun: Así que, básicamente, no planeas regresar.
Lena Katina: Depende de cómo vaya el trabajo. Pero mi novio y yo queremos vivir en Europa. La mentalidad europea está más cerca de la nuestra que la americana.
Pavel Greenshpun: Tu novio, ¿De que nacionalidad es?
Lena Katina: Mitad esloveno, mitad servio. Su nombre es Sasha. Nos conocimos en América.
Pavel Greenshpun: ¿Tiene la misma edad que tú?
Lena Katina: Es 9 años mayor que yo.
Pavel Greenshpun: ¿Qué hacen juntos?
Lena Katina: Él es músico, uno muy loco. Un escritor de canciones. Fue cantante en una banda anteriormente. Su voz es increíble, con un estilo realmente roquero, es una voz similar al del cantante de 30 Seconds To Mars. Cuando lo escuché, se me puso la piel de gallina… Soy realmente una fanática.
Pavel Greenshpun: ¿Él ya ha conocido a tus padres?
Lena Katina: Claro. Todo es serio.
Pavel Greenshpun: ¿En qué idioma se hablan?
Lena Katina: Inglés. Me he comenzado a dar cuenta que, cuando me levanto por las mañanas y me digo “Necesito cepillarme los dientes”, lo pienso en inglés… ¿Dónde está el alcohol? Me estoy durmiendo. Dormí sólo dos horas anoche. (Volvimos a llamar de nuevo al camarero y le pedimos que se apresure. Cinco minutos después, nos trajo el vino).
Eugene Levkovich: De acuerdo a nuestra tradición, el brindis viene de parte del invitado. Pero, por favor, no lo hagas hablando de la paz mundial.
Lena Katina: No, ya preparé un discurso. Mis amigas que permanecen aquí, Anya y Lena, recientemente dieron a luz a sus hijas. Una el 14 de marzo, la otra el 4 de mayo. Quiero beber por ellas. Por el amor y por la felicidad de la familia.
Eugene Levkovich: ¿Quieres tener hijos?
Lena Katina: Desgraciadamente, me encantan. Pero aún tengo tiempo para pensar en eso. Yo misma hice una línea de tiempo: 30 años.
Pavel Greenshpun: Bueno, vamos.

Eugene Levkovich: Dijiste que cantaste en un club gay. ¿Sabías que ahora castigamos a las personas por promover la homosexualidad?
Lena Katina: Sí, es una pesadilla. Sólo completos idiotas pueden aprobar ese tipo de leyes. Me siento mal por aquellas personas que quieren tener los mismos derechos para amar como cualquier otra persona, pero ahora tienen que disimular.
Eugene Levkovich: El tiempo ha cambiado de un modo radical. 10 años atrás, tú y Julia eran prácticamente las caras del movimiento LGBT, pero nunca chocaron con ninguna expresión de agresividad.
Lena Katina: No, había momentos. Una vez intentamos ir a un desfile gay, pero luego apenas pudimos escapar de ahí. Todo el mundo era maltratado allí. Una anciana loca bañó a Julia en agua bendita.
Eugene Levkovich: Pero ahora has sido censurada, en el mejor de los casos, en el escenario. En el peor: Ellos podrían escribir una denuncia al fiscal general en contra tuya.
Lena Katina: Por eso muchos dejan el país y van a algún lugar donde haya libertad. Me considero una más de esas personas. El Evangelio es el libro que tengo sobre la mesa de café, y “Los Sagrados Santos” por Tikhon. ¿Lo leíste? Lo recomiendo encarecidamente. En general, sé cómo actúa la iglesia hacia los gays, Sodoma y Gomorra y cosas así. Pero ante todo esto hay un mandamiento: No juzgues y no serás juzgado. No tenemos derecho de juzgar a nadie; eso lo hace Dios. Cada persona hace sus propias elecciones, lo que hacen, con quién viven, a quién aman, y Él es el único que responde a eso.
Pavel Greenshpun: ¿Vas seguido a la iglesia?
Lena Katina: Voy. No por las personas, sino por Dios. Nadie sabe cómo reacciona a las cosas, ni siquiera los sacerdotes. Las bíblicas fueron escritas por personas también. Y existen muchas versiones de sus lecturas. También están esos libros religiosos, ¡Es una locura! Compré uno en la iglesia. Lo abrí y lo primero que leí fue: “El día debe comenzar diciéndose a uno mismo: ‘No soy nadie’”. No gracias. Tal vez tengo mi fe particular, pero me rehúso a creer que si una persona ha vivido una vida digna, no le ha hecho nada malo a nadie, no mató a nadie, pero es gay, será enviado a arder en el infierno. No creo en eso.
Eugene Levkovich: ¿Dios nunca se apartó de ti ni siquiera una vez?

Pavel Greenshpun: Brindemos por eso, que Él le da todo a aquellos necesitados.
Eugene Levkovich: Como dice el dicho: Uno para todos y todos para uno.
Lena Katina: Ese es un buen lema. (Beben)
Eugene Levkovich: ¿Y cómo ves al mentir? ¿Es un pecado?
Lena Katina: Pecado o no, está mal.
Eugene Levkovich: Desde hace un tiempo quería saber: Hiciste de lesbiana en t.A.T.u., perfecto, pero realmente no eran lesbianas. ¿Eso no te molestó?
Lena Katina: ¿Por qué debería?
Eugene Levkovich: Bueno, fue mentir después de todo.
Lena Katina: ¿Le quieres hacer esa pregunta a Leonardo Di Caprio? ¿Por qué él hizo el papel de Arthur Rembo sin ni siquiera ser gay?
Eugene Levkovich: Él realizó un papel en una película, y eso es todo. No es como si él estuviera besando chicos en cada momento en que lo filmara una cámara, él no fue a club gays.
Lena Katina: No lo veo como mentir, porque Julia lo es y mi papel no iba en contra de nuestra posición. Sinceramente apoyamos a la comunidad LGBT. Sacamos a la luz discusiones sobre los problemas que existían y aún existen, y es genial.
Pavel Greenshpun: ¿Fue la idea de Ivan hacerlas lesbianas?
Lena Katina: Sí, a él se le ocurrió.
Pavel Greenshpun: ¿Estuvieron de acuerdo con esto?
Lena Katina: Fácilmente.
Pavel Greenshpun: ¿Qué hay sobre sus padres? Tenían sólo 15 años.
Lena Katina: Todo salió bien. La madre de Julia es una mujer moderna y leal. La mía también. Ella me solía contar cómo besaba a su mejor amiga cuando era joven y estaba borracha (Risas). Había momentos en los que me preguntaba: “Lena, ¿Tu etapa de inflexión personal se está convirtiendo en algo real en tu vida?”. La calmaba de inmediato.
Pavel Greenshpun: ¿Qué hay sobre tu padre?
Lena Katina: Él también entendió. Mi papá se casó a los 28 años con una chica de 16 años. ¿Quién era él para juzgarme? (Risas)
Pavel Greenshpun: Brindemos por el amor, el cual sumisa a cualquier edad.

Lena Katina: Mi papá es una persona muy creativa, un músico increíble, toca todo: la guitarra, el teclado, el acordeón.
Pavel Greenshpun: ¿Intentó escribir para ti?
Lena Katina: Lo intentó. Pero, desafortunadamente, la gente escucha diferente música hoy en día.
Eugene Levkovich: Gracias a Dios.
Lena Katina: Escribe letras maravillosas, pero está cansado de escribir cosas comerciales, así que se retiró del negocio. Él es uno de los mayores proveedores de vinilos en Moscú.
Eugene Levkovich: Él creó la banda Dyuna, ¿Cierto?
Lena Katina: Sí. Es el autor de la música y las letras. La verdad es que me gusta mucho.
Pavel Greenshpun: A mi también, es una banda increíble.
Eugene Levkovich: Creo que mejor me quedo callado.
Lena Katina: (Dirigiéndose a Levkovich) No entiendo, ¿Tienes algo en contra de mi padre?
Eugene Levkovich: No. Estoy en contra de un grupo de matones de Dolgoprudy quienes escuchan Dyuna.
Lena Katina: Mi papá nunca fue un matón. Vitya Ribin, sí, él está cerca de ser un matón.
Eugene Levkovich: Me pregunto cómo reaccionaría de verte besando a una chica.
Lena Katina: ¡Él vio eso miles de veces! recientemente nos encontramos, en la exhibición de mi abuela en Dolgoprudy. Mi abuela es una artista.
Eugene Levkovich: ¿Por lo menos le ahorraste a tu abuela el tener que ver “Ya Shosla S Uma”?
Lena Katina: Se los mostré a todos y nadie murió por ello. Incluso organicé una reunión en la oficina del director, en ese momento estaba en 11º grado. Todos entendieron que simplemente era actuación.

Lena Katina: ¿Qué importa lo que hayan pensado? ¿Alguna vez dijimos que tuvimos sexo con la otra?
Pavel Greenshpun: ¿No lo hubo? ¿Sólo para intentarlo?
Lena Katina: No, ni siquiera una vez. Nos besábamos seguido, no solamente en público. Por ejemplo, cuando estábamos borrachas. (Risas)
Eugene Levkovich: ¿Con lengua?
Lena Katina: Sí.
Eugene Levkovich: ¿No crees ser responsable por la generación?
Lena Katina: Y de muchas vidas salvadas. ¿Sabes cuántos adolescentes nos escribieron agradeciéndonos de haberlos salvado de suicidarse?
Eugene Levkovich: Déjame preguntártelo desde una perspectiva diferente. Imagínate que en este momento tienes una hija. Ella enciende la TV, ve el video donde dos chicas se besan, le empieza a gustar, luego encuentra una chica similar en la escuela y en unos años anuncia: “Mamá, me iré a vivir con Angelica”. ¿Cómo te sentirías? Estoy segurote que hubieron muchas historias similares.
Lena Katina: No, claro que no. Si esto no es interno, la persona sólo jugará, y hará lo que sienta en el alma. Y lo opuesto: Si naciste gay, no importa cuántas veces lo intentes con el sexo opuesto, no puedes escapar de quien eres. Lo que está dentro es lo que va a perdurar.
Eugene Levkovich: No respondiste: ¿Qué ocurre si tu hija se declara lesbiana?
Lena Katina: La amaré por quien es.
Eugene Levkovich: ¿Ni siquiera te preocuparías un poco?
Lena Katina: ¿Cómo podría saberlo? Tal vez me preocuparía profundamente. Cuando ocurra eso te diré… ¿Dónde está el resto del vino? Estoy nerviosa. ¿Dónde está el mesero? ¿Dónde me han traído? Hubiera sido mejor si hubiéramos bebido en mi cocina.
Pavel Greenshpun: Propongo un brindis por la mentira piadosa.

Pavel Greenshpun: Quiero hablarte de negocios. Tanto éxito, como el de t.A.T.u., no le ha ocurrido a nadie más en Rusia. Al mismo tiempo nadie ha desperdiciado su éxito como en este caso.
Lena Katina: Eso se llama “orinarlo”.
Pavel Greenshpun: ¿De quién es la culpa?
Lena Katina: No me gusta airear mis trapitos sucios, así que no daré ningún nombre. Simplemente voy a decir que éramos muy jóvenes e ingenuas para tomar las decisiones correctas, mientras que los hombres adultos nos llevaban por el camino opuesto. Nos dirigían y nosotras permanecíamos calladas.
Eugene Levkovich: ¿En la dirección opuesta? ¿Cuál podría ser?
Lena Katina: El equivocado. Todo empezó en el viaje a Japón. Este hombre subestimó su importancia. Y a nosotras también. Se estaba volviendo loco. Lo entiendo ahora que tengo 27 y no cuando tuve 17.
Pavel Greenshpun: ¿No hay forma de recuperar eso?
Lena Katina: Es muy tarde.
Pavel Greenshpun: ¿Hablas con Julia?
Lena Katina: No.
Pavel Greenshpun: ¿Por qué?
Lena Katina: Sólo ocurrió. Ella no me llama, yo no la llamo a ella. No hay argumentos; nadie tiene la culpa de nada. Nos cansamos la una de la otra, probablemente.
Pavel Greenshpun: ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?
Lena Katina: Hace como 2 años. E incluso en ese momento no nos hablábamos. Ya sabes, sólo le deseamos a la otra un feliz cumpleaños. Siempre fuimos muy diferentes. Al principio eso era atrayente. Éramos pequeñas, no dejábamos a la otra ni por un día. Estábamos en mi casa o en la de ella, prácticamente vivíamos como familia, excepto porque no teníamos sexo. Y luego, cada vez se volvió más aterrador, nuestras diferencias comenzaron a jugar un rol negativo. Y comenzamos a salir de manera separada.
Eugene Levkovich: Recuerdo cuando estaba en una de sus fiestas en Podnebesnaya, en el último piso del hotel Peking. Ivan estaba apenas de pie, y unos matones borrachos aparecieron, uno de los cuales, sin ninguna razón, sacó una pistola de gas y comenzó a disparar al techo.
Lena Katina: Oh, era horrible ese lugar. Era un antro de drogas. Siempre estaban haciendo algún tipo de droga.
Eugene Levkovich: ¿Alguno te molestó?
Lena Katina: No.

Lena Katina: No tan aterrador, lo era, pero más que nada era triste. En ese tiempo dejamos a Ivan. No podíamos seguir viendo eso. Me siento mal por esas personas; intenté hablarles, apoyarlos. De hecho, me gradué del instituto social y humanitario de psicología. Esa es la única cosa, aparte de la música, que me interesa. Tenía el sueño en la escuela de convertirme en psicóloga y de trabajar con drogadictos. Así que, casi se hace realidad. El director de t.A.T.u. me llamaba la “conciencia”. Eso fue lo que me condujo.
Pavel Greenshpun: ¿Alguna vez probaste algún tipo de droga?
Lena Katina: Una vez fumé marihuana cuando estuve muy borracha, luego de una botella de coñac. Ocurrió por error. Le saqué el cigarrillo a alguien, pero resultó ser hierba. Luego de eso permanecí 4 horas abrazando el retrete. Luego de eso, nunca más. Incluso cuando tuve tentaciones… De nuevo, agradezco a Dios el que me haya protegido de todo eso. Conocí a Ivan cuando sólo tenía 13 años. Él se convirtió en una figura de autoridad para mí, tanto que pudo haber puesto cualquier idea en mi cabeza. Pero, gracias a Dios, Ivan era una persona totalmente diferente en ese momento.
Pavel Greenshpun: ¿Cómo era?
Lena Katina: Mucho más modesto. No se creía un dios en ese momento.
Pavel Greenshpun: ¿Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablaron?
Lena Katina: En realidad, recientemente. Me llamó por Skype, me invitó al estudio, me dijo que tenía una muy buena canción para mí. Pero tenía que volar a América el día siguiente. Me envió la canción por e-mail. Honestamente, no me gustó. No corresponde a mi ánimo ni al estilo que estoy siguiendo. Aún considero a Ivan como un héroe. Él hizo t.A.T.u., y no hay nada más que decir.
Pavel Greenshpun: ¿Qué ocurriría si te ofrecieran una reunión por una gran suma de dinero?
Lena Katina: El problema no está en el dinero. En este momento tenemos diferentes metas. Las dos estamos comprometidas en nuestros trabajos como solistas, yendo por un nuevo camino y es algo interesante para ambas. Nadie sabe qué ocurrirá en el futuro. No creo que nada sea imposible. Pero, definitivamente, no ahora.
Pavel Greenshpun: ¿Las personas en América aún recuerdan a t.A.T.u.?
Lena Katina: Sí, y eso juega un rol muy importante. Cuando las personas escuchan el nombre “Lena Katina” dicen, “¿Quién es esa?”. Pero, cuando dices, “Lena Katina de t.A.T.u.”, ellos reaccionan diciendo, “¡Oh! ¡Not Gonna Get Us!”. Claro, es un gran respaldo que funciona para las dos.
Pavel Greenshpun: Cuando caminas por Moscú, ¿Saben quién eres?
Lena Katina: En realidad, nadie me reconoce. Muy rara vez. En un día común, no me peino ni me maquillo. Zapatillas, jeans, camiseta, el pelo atado en una colita. Nunca sabrías quién es. Una vez entré a una tienda costosa buscando un vestido. La vendedora se me acerca, una chica joven, y me pregunta despreciativamente, “¿Estabas buscando los precios?”. Quedé boquiabierta. “Disculpe, creo que no puedo pagarlo”. Me di la vuelta y me fui. Sólo en Rusia se pueden esperar ese tipo de actitudes. Ellos miran a las personas y las juzgan por lo que visten… Ups, no puedo picar la aceituna, ¿La puedo agarrar con la mano? Me encantan, son tan deliciosas. ¡Hice un increíble burrito de carne recientemente!
Pavel Greenshpun: ¿Cocinas?
Lena Katina: Sí, me encanta hacerlo. Los alimento a todos periódicamente. Se deleitan, en especial con las sopas. También hago deliciosas pastas.
Eugene Levkovich: Bebamos por la futura esposa de alguien.
Lena Katina: Gracias. ¡Soy una verdadera mujer!

Eugene Levkovich: ¿Quieres caminar alrededor de los estanques? Hay patos allí y restaurantes sobre el agua…
Lena Katina: Con gusto, hace tiempo que no voy por ahí. Pero hoy no. Me tengo que levantar temprano, no puedo estar con mal semblante.
Eugene Levkovich: ¿Cuánto tiempo necesitas dormir para sentirte descansada?
Lena Katina: Mucho, alrededor de 8 horas. Me cuesta un poco dormirme, siempre estoy pensando.
Eugene Levkovich: ¿Sobre qué?
Lena Katina: Sobre mi día. Sobre la muerte, continuamente.
Eugene Levkovich: ¿Le temes?
Lena Katina: Mucho.
Eugene Levkovich: ¿Preferirías ahogarte hasta morir o quemarte hasta morir?
Lena Katina: No tiene importancia. Me da miedo dejar de existir. Me da miedo no ver a aquellos que son cercanos a mí. ¿Qué harían mi madre y hermana?
Eugene Levkovich: Tienes poca fe entonces.
Lena Katina:Lo importante es que existe.
Pavel Greenshpun: Quiero beber por ti. Ya sabes, has crecido mucho.
Eugene Levkovich: Sí, en la época de t.A.T.u. dabas la impresión de ser una persona a la que no le interesaba nada.
Lena Katina: Gracias. No he cambiado, siempre he sido así. Sólo soy introvertida. Es por eso que cree una primitiva máscara de mi misma la cual uso para que las personas estén alejadas de mi alma. De hecho, estaba interesada en todo: Psicología, religión, literatura, películas…
Pavel Greenshpun: ¿Qué tipo de películas te gustan?
Lena Katina: Las rusas. “Simple Things”, “The Tuner”, “The Diary of His Wife”. Viejas, las soviéticas, claro. No me gustan las películas Americanas para nada. En especial cuando son sobre guerra. Es patético e incorrecto… De hecho, la película “War”, la cual es rusa, es increíble. ¿La vieron?
Pavel Greenshpun: Es una obra maestra.
Eugene Levkovich: Bueno, es por eso que amas la banda Dyuna.
Lena Katina: Dices otra cosa mala sobre mi padre, ¡Y te doy un golpe en la cabeza!
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